La pared de chocolate
El fin de semana anterior ayude a mi hermano a empacar su cosas porque se va a estudiar a Argentina. Había muchisimas cosas que hacer empacar platos, ollas, ropa, zapatos, películas y libros.
Cada plato y vaso fue cuidadosamente empacado en papel periodico, pero la prolijidad no duro mucho asi que en la ropa la cosa fue distinta.
Fundas de basura iban y venian, esto se regala, esto se bota, esto me llevo.
Después de empacar cada cosa en "su respectivo lugar" inició la peregrinación. Subimos todo al auto y emprendimos viaje a el botadero de escombros y basura de La Bota. El llegar nos fue bastante sencillo, lo que no sabíamos era que el salir sería lo complicado.
Solamente en la entrada ya empezó la odisea. El canasto de la ropa sucia sería una cuna de bebé, la olla de la veintiunica sopa que sabía cocinar era disputada por tres familias, la ropa tuvimos que soltarla por ahí porque sino ni la nuestra quedaría. El equipo de sonido tuvo que ser rifado y asi un sin número de objetos.
Cuanto trajín, tanto ir y venir nos llevo al departamento nuevamente. Tan cansados y sin utensillos para un almuerzo optamos por el simpre bien recibido sanduche de jamón, queso y mayonesa, un jugo de durazno y buen provecho. Después de tan suculento manjar la siestita era lo que proceguía, pero la tristeza nos podría ganar y quien sabe en que acabaríamos.
Le voy a contar en que acabamos.
Encontramos una ollita fugitiva y una funda de cocoa así que manos a la obra y a la pared.
Excelente mezcla, cocoa, agua y mantequilla. Creo que ni a Picasso se le podría haber ocurrido semejante linzo y semejante herramienta. Y para que no se crea que este personaje se van sin pena ni gloria, solo nos quedó plasmar el inmeso cari;o que nos tenemos los hermanos en la pared de chocolate.
El fin de semana anterior ayude a mi hermano a empacar su cosas porque se va a estudiar a Argentina. Había muchisimas cosas que hacer empacar platos, ollas, ropa, zapatos, películas y libros.
Cada plato y vaso fue cuidadosamente empacado en papel periodico, pero la prolijidad no duro mucho asi que en la ropa la cosa fue distinta.
Fundas de basura iban y venian, esto se regala, esto se bota, esto me llevo.
Después de empacar cada cosa en "su respectivo lugar" inició la peregrinación. Subimos todo al auto y emprendimos viaje a el botadero de escombros y basura de La Bota. El llegar nos fue bastante sencillo, lo que no sabíamos era que el salir sería lo complicado.
Solamente en la entrada ya empezó la odisea. El canasto de la ropa sucia sería una cuna de bebé, la olla de la veintiunica sopa que sabía cocinar era disputada por tres familias, la ropa tuvimos que soltarla por ahí porque sino ni la nuestra quedaría. El equipo de sonido tuvo que ser rifado y asi un sin número de objetos.
Cuanto trajín, tanto ir y venir nos llevo al departamento nuevamente. Tan cansados y sin utensillos para un almuerzo optamos por el simpre bien recibido sanduche de jamón, queso y mayonesa, un jugo de durazno y buen provecho. Después de tan suculento manjar la siestita era lo que proceguía, pero la tristeza nos podría ganar y quien sabe en que acabaríamos.
Le voy a contar en que acabamos.
Encontramos una ollita fugitiva y una funda de cocoa así que manos a la obra y a la pared.
Excelente mezcla, cocoa, agua y mantequilla. Creo que ni a Picasso se le podría haber ocurrido semejante linzo y semejante herramienta. Y para que no se crea que este personaje se van sin pena ni gloria, solo nos quedó plasmar el inmeso cari;o que nos tenemos los hermanos en la pared de chocolate.
